Es que ellas, las naranjitas, y su color hablan por si solas.

Que si, que son las «naranjitas japonesas» que nos encantaban en nuestra infancia. Algunos solíamos comprarlas en la entrada de la escuela, y poco a poco le comíamos a cáscara, que (curiosamente) es lo más rico que tienen. Aquí, en España, muy poco se las ve, y menos aún se las encuentra en los supermercados. Pero la ventaja de estar ahora en una región en donde todo lo cítrico es de lo mejor que da la tierra, y de caminar casi a diario por los caminos de las huertas, me ha llevado a un terreno, no muy grande, en el que los árboles están en esta época, mediados de enero, llenos de frutas maduras, en el punto exacto para hacer algo con ellas. Y mi mochilita, que iba poco cargada, me dijo que si, que un poco de naranjitas japonesas (Kinotos, Kumquat) podía cargar.

Busqué, como se debe, formas de prepararlas. Consulté a expertos y expertas de Tucumán y de Catamarca, y al final la respuesta fue siempre la misma: método tradicional. Para esta fruta no hay muchos caminos que andar más que el de las abuelas.

Los primeros pasos.

Ingredientes

Kinotos

Azúcar

Agua

Sal

2 Ramas de canela

Preparación

1- Lavar los kinotos en abundante agua fría.

2- Ponerlos en una olla amplia, ponerles un puñado de sal y cubrirlos con agua, fría también.

3- Llevarlos al fuego y estar atentos al momento en que rompe el hervor. Desde ese instante, 5 minutos. Sólo 5 minutos. Es importante que, si ves que algunos se vienen arriba y crees que no están metidos en el agua hirviendo, no los muevas con una cuchara (porque se te van a romper). Mueves la olla tomándola de las asas, circularmente, y así no sufren.

4- Poner la olla bajo un chorro de agua fría, hasta que pierdan el calor y se puedan tomar con las manos. Es en ese momento en el que vas a pinchar cada fruta con un palillo, para que luego el almíbar entre en su interior.

5- Pesamos la fruta y, el mismo peso, pondremos en la olla (ya limpia) de azúcar, de agua y las dos ramitas de canela. Llevamos a hervor hasta que se forme un almíbar bastante líquido. Ponemos ahí los kinotos, con cuidado de no salpicarnos y de no dañarlos, y llevamos la olla al fuego medio, no fuerte. Cuando rompe el hervor, bajamos el fuego al mínimo y vamos mirando cómo evoluciona nuestro dulce, hasta ver que las naranjitas se van tornando transparentes. Apagas el fuego y dejas enfriar, que vas a seguir al día siguiente.

6- Así como está, seguramente fría, volvemos a llevar la olla al fuego bajo, tranquilamente, sin ansiedad. Volverá a hervir y la vamos a dejar, más o menos, una hora más a partir del hervor. Mirar y, sobre todo, probar las naranjitas. Si ya tienen una textura agradable, que no estén duras pero que tampoco se te desarme en la boca, ya las tienes. Es el momento de ver cómo tenemos el almíbar: no debe estar como un caldo, aguachento. El punto es que si lo levantas con una cuchara se parezca al la miel. Si lo ves muy líquido, sacas con cuidado las naranjitas (kinotos), y dejas a fuego bajo el almíbar para que reduzca. Una vez terminado, vuelves a juntar todo, lo envasas y… A gozar!!!